domingo, 16 de noviembre de 2008

La Ruta de la Plata


Qué es la Ruta de la Plata

En época romana, especialmente durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano, se creó en el occidente peninsular una gran ruta de comunicación que unía la cornisa Cantábrica con las tierras del sur de Hispania. Por ella circularon mercancías, tropas, comerciantes y viajeros, en un continuo tránsito que favoreció la difusión de la cultura romana, su lengua y modos de vida, a la vez que facilitaba el control del territorio que necesitaba la administración del Imperio Romano.




Esta ruta se siguió usando a lo largo de los siglos, tanto por árabes como por cristianos durante la Edad Media, para continuar después desempeñando un importante papel en la red de comunicaciones de la Península Ibérica. La riqueza del pasado histórico de la Ruta de la Plata, cuyo nombre deriva del árabe balat, "camino empedrado", se pone de manifiesto en los innumerables vestigios que jalonan su recorrido, que ofrece uno de los conjuntos más interesantes de nuestro Patrimonio histórico.

Las calzadas romanas

Los romanos construyeron a lo largo de todo el Imperio varios miles de Kilómetros de calzadas que formaban una compleja red de comunicación constituida por diversos tipos de vías. La importancia del camino, unida a la geografía de los lugares por los que transitaba determinaron, en cierta medida, el sistema constructivo elegido en cada caso.

Pese a ello la mayor parte de las calzadas romanas comparte una serie de aspectos comunes. Para su construcción se excavaba el terreno hasta alcanzar un nivel firme que servía de drenaje y asiento de las capas superiores constituidas por tierra y piedras que servían para obtener una estructura sólida.

Finalmente se disponía un empedrado de grandes losas que pavimentaban el camino confiriéndoles su aspecto característico, cuyos vestigios en muchas ocasiones han perdurado hasta nuestros días.

Al paso de los caminos romanos a menudo fue necesario realizar otras obras de infraestructura que facilitasen su recorrido por lugares de difícil relieve.

En las laderas de las zonas montañosas se levantaron muros laterales de contención o calzos ( de lo que deriva el nombre de calzada) mientras que en el paso de los arroyos o ríos se construyeron desde pequeñas alcantarillas hasta grandes puentes, algunos de los cuales constituyeron verdaderos alardes de ingeniería para cuya construcción se utilizaron complejos sistemas cimbra.
El dominio de las técnicas constructivas en época romana se pone de manifiesto en la construcción de grandes puentes que 2000 años más tarde son grandes monumentos, a la vez que siguen cumpliendo su función original.


Los desplazamientos en la calzada romana.

En época romana los desplazamientos de largo recorrido se realizaban en caballerías y en diversos tipos de carruaje.

En general se trataba de vehículos rudimentarios que hacían que los viajes fueran lentos y que fuera preciso realizar numerosas cambios de posta. Por ello a lo largo de los caminos estaban distribuidos lugares de descanso de diversos tipos: los más sencillos eran las llamadas mutationes o pequeñas instalaciones destinadas únicamente al descanso y avituallamiento y cambio de caballerías.

Pero también existían otras instalaciones de mayor importancia, denominadas mansiones, que ofrecían al viajero otros servicios y que en muchas ocasiones coincidían con ciudades, en otros casos el continuo tránsito por el camino hizo que en torno a estas mansiones surgiera también una ciudad.

Para conocer la distancia recorrida y el camino restante hasta el lugar de descanso siguiente los viajeros que transitaban por las calzadas disponían de los llamados miliarios: estos consistían en hitos de piedra de forma cilíndrica y de grandes dimensiones en los que además de la información propia de señalizaciones viarias se recogían otros aspectos relacionados con la calzada como la época de construcción y el nombre del emperador reinante o las reparaciones realizadas en el camino.

El sistema de comunicaciones en el mundo romano alcanzó considerable importancia y llegó a afectar a otros aspectos como el de la religión, que disponía de deidades menores para proteger a los viajeros y a los caminos. En ocasiones se colocaban junto a la vía pequeños altares dedicados a estos dioses conocidos como lares viales.


Vía de la Plata.























Teatro Romano de Mérida.

La Vía de la Plata es una antigua vía de comunicación que atraviesa de sur a norte parte del oeste de España, desde Mérida hasta Astorga. En la actualidad, la Vía de la Plata es una de las principales vías de comunicación que vertebran el occidente español y, con el nombre de Ruta de la Plata, denominación erróneamente aplicada desde el siglo XVI a la vía histórica, une hoy las ciudades de Gijón y Sevilla a través de la carretera nacional N-630 o, actualmente en proceso de construcción o proyecto en diversos tramos, la autovía/autopista (en algunas de sus partes) A-66/AP-66. Hoy se ha convertido en una ruta turístico-cultural, apoyada institucionalmente, que va desde Sevilla hasta Gijón por el E. y hasta Santiago de Compostela por el O. Sin embargo, debe tenerse en cuenta siempre que se trata de una recreación contemporánea, puesto que los documentos romanos que conservamos sobre la antigua calzada, tanto fuentes itinerarias como miliarios, definen su recorrido exclusivamente entre Emerita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga). Existe incluso una "Asociación de Pueblos en Defensa de la Vía de la Plata", presidida por el alcalde de Astorga, que desde 2006 efectúa acciones de protesta contra la extensión artificialmente añadida a la Vía.[1]

Origen y evolución de la Vía de la Plata.


Miliario de Nerón en la Vía de la Plata
en el Municipium Cáparra, al Norte de Cáceres


El origen histórico de esta ruta de comunicación original como tal es incierto. Del periodo denominado Protohistoria, coincidiendo en buena parte con el momento en que se sabe de la presencia en el sur peninsular del núcleo cultural de Tartessos, ya se tiene noticia de la existencia de contactos comerciales con el oeste hispano, a través de diversos hallazgos arqueológicos, por una ruta que algunos estudiosos modernos llaman Vía del Estaño, ya que por ella se supone que circularía buena parte de este metal en la Península Ibérica. Será también frecuentada, sin que se conozca nombre concreto de ella, a lo largo de los siglos siguientes, convirtiéndose, hasta la dominación romana, en una de las principales vías de comunicación de los pueblos ibéricos, junto a la denominada Vía Heraclea (en época romana inicialmente denominada Vía Hercúlea y, más tarde, Vía Augustea), que recorría todo el Levante desde Cádiz, para adentrarse, a través de los pasos pirenaicos, en el continente europeo.

Los autores españoles de los siglos XVII y XVIII, como Bernabé Moreno de Vargas en su "Historia de Mérida" de 1633, llamaban a la de la Plata "Vía consular" y "Vía militar", por estar convencidos de su existencia en época republicana, y realmente son verosímiles arreglos de la ruta preexistente para facilitar la circulación de tropas, dado el temprano interés mostrado por los romanos por la exploración y conquista del N., como demuestra su primera expedición a Gallaecia en 137 a.C.

Quedan bastantes tramos con restos visibles de la calzada misma. Aunque se han hecho numerosos estudios parciales, de miliarios y tramos concretos,[2] la única monografía científica sobre ella, de 1974[3] fue muy bien complementada en 1995, cuando fueron catalogados y estudiados un total de 189 miliarios, ya conocidos o inéditos, lo que permitió confirmar los recorridos correspondientes entre las localidades donde se hallaron o hallan, y sugerir aquellos recorridos intermedios que no los conservan.[4]

En época romana la calzada se mantuvo como eje fundamental de las comunicaciones tanto durante la conquista (fue camino de acceso desde la Bética, prontamente conquistada, hacia el Norte, donde se asentaban pueblos autóctonos como los galaicos, astures, vacceos..., y el oeste) como en época imperial. Diversas fuentes, entre ellas el Itinerario de Antonino, describen el recorrido de la misma, que partía de Emerita Augusta, actual Mérida, capital de la Lusitania, para llegar hasta Asturica Augusta, actual Astorga, capital del Conventus Asturum y una de las principales ciudades, primero de la Tarraconense y, tras la creación de ésta, de la Gallaecia. En su camino atravesaba diversos núcleos poblacionales, como Norba Caesarina, actual Cáceres; Salmantica, actual Salamanca, o Brigaecium, actual Benavente. No obstante, y como resulta obvio, ningún camino acaba en vía muerta: pese a que la Vía de la Plata tenía un recorrido concreto, los caminos se prolongaban hacia otros núcleos cercanos; entre ellos destacó Hispalis, hoy Sevilla.

La Vía de la Plata, a pesar de todo lo dicho, nunca fue un camino de circulación de un comercio argénteo. Tal denominación se debe, como en otras ocasiones, a una evolución popular por una confusión fonética. En época andalusí, a esta antigua ruta se la denominó Al-balat, "El Camino" (muy frecuente en otras zonas hispanas, y origen de topónimos como "Albalat" y "Albalate"[5] ). Quizá esta pronunciación llevó a que el vulgo transfiriera el sonido al otro preciado metal, y de ahí que comenzara a denominarla Vía de la Plata, en fecha indeterminada pero anterior a 1504 y 1507, cuando se documentan por primera vez, en Cristóbal Colón[6] y en Antonio de Nebrija; en el primero simplemente como "la Plata", y en el segundo de esta forma más detallada:


Est praeterea eiusdem Lusitanie via nobilissima: Argentea vulgo dicitur. Quod Licinius pontifex primum stravit, deinde Traianus Caesar refecit, et deinceps Aelius Pertinax aliiqui imperatores restituerunt, id quod ex lapidibus intelligitur: quibus millia passum distinguuntur. Ea perducta est ab Emerita Augusta per Castra Caecilia Salmanticam usque, ubi primum in extima pontis parte incipit evanescere, neque ulterius ullum viae illius vestigium cernit.[7]


Últimamente está teniendo cierto predicamento la propuesta de que el nombre pudiera proceder de un tardío "Via delapidata",[8] a pesar de que ello plantea algunos problemas, como la ausencia en esta calzada de verdaderas silices o lapides, esto es, "empedrado", que no era lo usual en las grandes calzadas en sus recorridos no urbanos.[9]

En cuanto a la evolución posterior de la calzada, conforme la conquista cristiana de la Península avanzaba hacia el Sur, la Vía de la Plata, como itinerario básico en la geografía hispana (por la propia configuración de ésta) comenzó a servir también como camino de peregrinación hacia Santiago de Compostela desde el sur, uso que aún se mantiene hoy, y continuó siendo una vía fundamental de tránsito a lo largo de la Historia.

La Vía de la Plata hoy.

Peregrinos la Vía de la Plata.

La idoneidad del trazado de la Vía de la Plata está de sobra demostrada hoy. Ello explica que, ya en época contemporánea, el trazado de la carretera N-630, eje principal de comunicación del oeste peninsular, siguiera su recorrido en líneas generales. Así, la denominada Ruta de la Plata, término lingüísticamente inadecuado puesto que el significado etimológico del término implica un itinerario seguido con un propósito (caso del propio Camino de Santiago), pero no el significado real del concepto de vía como simple camino de tránsito, alarga su itinerario hasta Gijón por el Norte y hasta Sevilla por el Sur y abandona su original trazado para llegar a ciudades hoy de mayor importancia, como León, olvidando la carretera el núcleo de Astorga, antaño de tanta importancia y final de la vía. Asimismo, hoy son varios los tramos convertidos en autovía o autopista de peaje, bajo la denominación de A-66 (o AP-66 en el tramo León-Campomanes), como parte del proyecto de revalorización de este eje.

La Vía de la Plata, itinerario cultural.

En la actualidad, la Vía de la Plata también es objeto de revalorización como valor turístico y cultural y la labor de las Administraciones en este sentido se está centrando en poner en valor un itinerario con un gran patrimonio histórico, artístico, etnográfico, cultural y natural; de hecho, buena parte de los núcleos que atraviesa son hoy Patrimonio de la Humanidad (Mérida, Cáceres o Salamanca). Asimismo, se está potenciando su uso como ruta histórica del Camino de Santiago. Este trabajo se ha concretado en la elaboración de guías e itinerarios, o incluso en la creación de una serie documental (emitida en 2006 por La 2), que, no obstante, han levantado las críticas desde ciudades apartadas de su papel histórico legítimo, como Astorga. Su alcalde ha alzado la voz en diversas ocasiones para criticar que su ciudad está siendo dejada de lado en la puesta en valor de la Vía de la Plata sin tener en cuenta su carácter de punto de partida de la misma, al explicar esta según el trazado de la carretera N-630. En este aspecto se ha visto apoyada la ciudad desde diversas instituciones, como la Universidad de León, cuyo Catedrático de Historia Antigua, Manuel Abilio Rabanal Alonso, se ha mostrado siempre defensor del trazado histórico de la Vía y del papel de Astorga(León). No debe olvidarse, sin embargo, que los trazados a partir de Mérida por el sur, y de Astorga por el N., son recreaciones contemporáneas.

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